En el informe prospectivo de 2021 ya advertimos que la recuperación iba a ser en forma de K. Es decir, que habría países, territorios, sectores económicos y grupos sociales que entrarían en una fase de bonanza y optimismo, mientras que otros seguirían instalados en una depresión social, económica y anímica. 2022 será un año clave para constatar la anchura de estas brechas.


Solidez y sostenibilidad
También para comprobar la solidez y sostenibilidad de la recuperación en las economías desarrolladas, especialmente por todo lo que podría frustrarla o debilitarla (precios, tensiones geopolíticas, deterioro pandémico). Estaremos pendientes del grado de vulnerabilidad de las economías de renta media ante crisis de deuda, depreciaciones monetarias o malestar social protagonizado por los nuevos pobres.
Y, por último, sabremos si el alza de precios, los cuellos de botella y los atascos de suministros son una preocupación pasajera o reflejan problemas estructurales del sistema económico.
